El robo de la corona de San Eduardo, joya conservada en la torre de Londres, es el inicio de una demostración de poder de la autonombrada 'La reina del mundo', una malvada que le exigen que le entreguen u gigantesco diamante.
En desatados y livianamente morales años sesenta, el cine italiano aún pensaba que podía tratar de tú a tú al cine hollywoodiense y anglosajón. Empiezan los años de una malentendida liberación sexual, que ocultaba un machismo picaflor descontrolado, y que se reflejaba, en manera casposa, en los numerosos filmes de espías y de imitación de James Bond, donde los machos-alfa espiaban, mataban y se beneficiaban señoras por igual.
"Asalto a la Corona de Inglaterra" es un film bizarro bondiano, que combina el peor cine de superhéroes y el de espías, con un protagonista, de nombre Argoman, que viste de amarillo con calzoncillos por fuera de color negro, bien dotado, y con una capucha, negra también, con un visor que no sirve para nada, puesto que sus poderes son telekinéticos y telepáticos. Va dando saltitos, aventándose la diminuta y ridícula capa que también luce. Como dije, muy bizarro. Su alter-ego es un lord megamillonario, mezcla de James Bond, Bruce Wayne y el padre de Johnny Quest, por cuanto tiene un criado hindú, que hace de alcahueta y confidente en sus devaneos amorosos. Sus poderes se anulan durante seis horas si accede a la tentación de la lujuria carnal, pero el susodicho Argoman peca continuamente, teniendo un catálogo en video de amantes y, si no, las secuestra con sus poderes telekinéticos. Tras el acto, les regala algún detallito. Todo muy casposo, más propio de Torrente.
Frente a él tiene a una tal "Dueña del mundo" que va en hovercraft y que él ya se benefició en uno de sus accesos lujuriosos. No se molestó en preguntarle el nombre. "¿Para qué?" pensará Argoman. La dueña del Mundo domina a los hombres,como una reina-abeja y/o los sustituye por copias obedientes. Tiene una organización que ríete tú de "Spectra", con unos robots de saldo de los seriales de Flash Gordon y está obsesionada con un diamante gigante que no se sabe para que sirve y que es uno de los macguffins más cutres que he visto. Pero ella se sometería al macho-alfa que es Argoman, como le confiesa. Y es que esos calzoncillos negros poderosamente rellenos...
En fin, escenas inconexas, machismo del más casposo, mujeres objeto, bases secretas, persecuciones a cámara rápida, como en el cine mudo y situaciones absurdas (como en la que Argoman va con su disfraz en la mano mientras la policía le preguntan que es lo que hacía, y no se dan cuenta) no sé si fruto de una pericia paródica o más bien de una falta de rigor en algo, de por sí, ridículo o un sinsentido.
Si se quiere bucear arqueológicamente en las imitaciones baratas de James Bond y cómo éstas exageran el machismo propio que se intuía de los filmes de Connery, este es su filme. Pero no espere mucho más del mismo. Crítica de: Quinto Sertorio Rivas-Vaciamadrid (España)
En desatados y livianamente morales años sesenta, el cine italiano aún pensaba que podía tratar de tú a tú al cine hollywoodiense y anglosajón. Empiezan los años de una malentendida liberación sexual, que ocultaba un machismo picaflor descontrolado, y que se reflejaba, en manera casposa, en los numerosos filmes de espías y de imitación de James Bond, donde los machos-alfa espiaban, mataban y se beneficiaban señoras por igual.
ResponderEliminar"Asalto a la Corona de Inglaterra" es un film bizarro bondiano, que combina el peor cine de superhéroes y el de espías, con un protagonista, de nombre Argoman, que viste de amarillo con calzoncillos por fuera de color negro, bien dotado, y con una capucha, negra también, con un visor que no sirve para nada, puesto que sus poderes son telekinéticos y telepáticos. Va dando saltitos, aventándose la diminuta y ridícula capa que también luce. Como dije, muy bizarro. Su alter-ego es un lord megamillonario, mezcla de James Bond, Bruce Wayne y el padre de Johnny Quest, por cuanto tiene un criado hindú, que hace de alcahueta y confidente en sus devaneos amorosos. Sus poderes se anulan durante seis horas si accede a la tentación de la lujuria carnal, pero el susodicho Argoman peca continuamente, teniendo un catálogo en video de amantes y, si no, las secuestra con sus poderes telekinéticos. Tras el acto, les regala algún detallito. Todo muy casposo, más propio de Torrente.
Frente a él tiene a una tal "Dueña del mundo" que va en hovercraft y que él ya se benefició en uno de sus accesos lujuriosos. No se molestó en preguntarle el nombre. "¿Para qué?" pensará Argoman. La dueña del Mundo domina a los hombres,como una reina-abeja y/o los sustituye por copias obedientes. Tiene una organización que ríete tú de "Spectra", con unos robots de saldo de los seriales de Flash Gordon y está obsesionada con un diamante gigante que no se sabe para que sirve y que es uno de los macguffins más cutres que he visto. Pero ella se sometería al macho-alfa que es Argoman, como le confiesa. Y es que esos calzoncillos negros poderosamente rellenos...
En fin, escenas inconexas, machismo del más casposo, mujeres objeto, bases secretas, persecuciones a cámara rápida, como en el cine mudo y situaciones absurdas (como en la que Argoman va con su disfraz en la mano mientras la policía le preguntan que es lo que hacía, y no se dan cuenta) no sé si fruto de una pericia paródica o más bien de una falta de rigor en algo, de por sí, ridículo o un sinsentido.
Si se quiere bucear arqueológicamente en las imitaciones baratas de James Bond y cómo éstas exageran el machismo propio que se intuía de los filmes de Connery, este es su filme. Pero no espere mucho más del mismo.
Crítica de: Quinto Sertorio Rivas-Vaciamadrid (España)
Fenomenal Peliculasa Gracias muy Divertida llena de Aventura,,
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